Hay Juan, hay Juan.
Con este grito se comunicaron casa a casa la llegada del Santo Patrono en 1840, ya "hay Juan", ya "hay Juan", ha llegado Juan.
Ya desde antes de 1569 se inicia la vida de la Iglesia en Azuero. Desde La Villa de Los Santos se difunde la Buena Nueva a toda la región circundante.
A mediados del siglo XVII, en "la otra banda del Río", empieza a dibujarse el entorno de lo que luego sería Chitré.
El Patriarca Matías Rodríguez, terrateniente, constructor de carretas, liberador de esclavos y catequista, después de un primer fallido intento hacia 1839, trae la primera Imagen del Patrono: "San Juan Bautista" – de origen francés y de gran calidad y que aún veneramos en la Catedral, junto con una campana que ahora reposa en el museo de Herrera. Era el 22 de junio de 1840.
Sólo los hombres a caballo y en carreta fueron a recibir la imagen al puerto de "piñolarito" – hoy desaparecido- , ya que aquel trayecto era peligroso para las mujeres por el ganado bravo y los lagartos que abundaban en los pantanos. La imagen que al final de aquel recorrido fue llevada en hombros por las mujeres, a la primera y la rústica Capilla construida por artesanos de Los Santos, se entroniza en ella como estímulo a la vida cristiana de sus primeros moradores y testimonio de sus valores.
Chitré fue luego erigida como Parroquia en el año de 1844, 4 años después de la llegada de la imagen de San Juan, por Mons. Juan José Cabarcas, quien le declaró oficialmente como el Patrono del nuevo pueblo y de la nueva Parroquia. El primer Cura Párroco de Chitré fue el Padre Esteban Guirior quien regentó la Parroquia entre 1845 y 1851.
La creación de la Parroquia de Chitré fue ratificada por el Obispo Juan Francisco del Rosario Manfredo y Ballestas, sucesor de Mons. Cabarcas el 19 de octubre de 1848, cuando se erigía el Distrito Parroquial de Chitré.
Chitré nace como familia, y con vocación de familia. Allí, cuentan los mayores, se compartía cuanto se tenía y en fiestas como éstas, todos se preocupaban y se renovaba la consigna de los fundadores de que en Chitré "nadie debía pasar hambre".
En este pueblo nuevo, bueno y sencillo, sin otro orgullo que el de ser buenos cristianos y su preocupación por los demás, nace un nuevo concepto de pueblo interiorano, con visión de futuro y sin miedo a su vocación histórica.
En este nuevo pueblo acogedor y de puertas abiertas, el Beato Juan XXIII constituye en 1962 la Sede de una nueva Diócesis, baluarte de la Nueva Evangelización en toda la península : "nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión".
Orgullo de los Chitreanos es su Iglesia Catedral iniciada por el Pbro. Melitón Martín a fines del siglo XIX y obra del Maestro Belarmino Urriola.
Hoy, como ayer, podemos decir: Chitré es Juan y Juan es Chitré.
Las alegres cabalgatas y festejos de nuestro pueblo, el recorrido que hiciéramos hace dos días con su imagen en carreta desde el puerto del "agallito", la lluvia que nos hacía pensar en el naufragio del Patriarca Matías Rodríguez, los pelícanos que se entrecruzaban y acompañaban con su vuelo los cantos y las oraciones, los gritos de "hay Juan", "hay Juan", que rememoraban los de antaño cuando se anunciaba a las casas lejanas que había llegado la imagen del Patrono, se constituyen no sólo en un recuento histórico de la vocación a la fe y caridad del pueblo chitreano orgulloso de sus ancestros, sino en la toma de conciencia de la misión y promisoria trayectoria de futuro a que está llamado.
Que San Juan Bautista interceda por nosotros.
Mons. Fernando Torres Durán
Obispo de la Diócesis de Chitré
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