jueves, 30 de junio de 2011

Personaje "La Muerte"

 "La Muerte"

  1. Este personaje ha tenido cabida entre el pueblo chitreano solo en años recientes.           Si bien es cierto que estos enmascarados no son acompañados por música alguna, los mismos se han hecho muy populares por la particularidad de utilizar un gancho o garabato para con chanzas tirar de las piernas a las personas que le temen.  Podríamos afirmar que este personaje es una variación del antiguo parrampán mudo que existió también en el folklore chitreano. "La Muerte" existió en los años 60 en Chitré, siempre montada en un caballo deambulando lentamente por las calles con una enorme guadaña.
  • Como vemos son varias las danzas que por tradición han alegrado nuestra festividades folklóricas. Mantener, incentivar y promover las danzas folklóricas de Chitré debe ser misión no sólo de los artistas populares, sino formalizarlas a través de la enseñanza en los planteles educativos del distrito; en esta labor siempre tendrán nuestro aporte desinteresado.
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Danza de Parrampanes.



 Aparentemente el nombre de esta danza es un barbarismo gramatical de la palabra "parrán", que según el Diccionario de la Real Academia de La Lengua en edición de los años 30, significa monigote o payaso del pueblo. Y es que la danza de parrampanes es reconocida tradicionalmente como la más festiva y jocosa de las fiestas del Corpus Christi o San Juan Bautista.
Debido a que existe un mandato Papal del siglo XVII que prohíbe la participación de mujeres en las fiestas religiosas-paganas, éstas han sido reemplazadas por varones desde entonces; por esta razón es que los personajes de mujer son hombres disfrazados. Un hecho histórico que hay que destacar es que antiguamente los parrampanes hablaban y no eran acompañados con música de acordeón como actualmente ocurre. Generalmente eran personajes que representaban a diversos profesionales o artesanos, tales como: los marinos, los doctores, los pescadores, los abogados, los músicos, etc. Realmente lo que éstos hacen es una sátira a la sociedad en que viven y se desarrollan; por ejemplo, el hecho que los parrampanes hoy día imiten escenas de bailes repelentes o atrevidos no es más que una crítica a algo que cotidianamente se puede ver en un pindín o baile popular.
Si bien es cierto que los parrampanes de hoy en día deambulan por las calles en grupos, todavía pueden verse personajes solitarios como es la conocida "viejita carga hombres", "el avestruz" de La Arena y la "doña coquetona". No podemos terminar esta sección sin hacer mención de los travestís que últimamente hemos visto sin máscaras, alejándose de la tradición chitreana, lo cual debemos combatir. La danza de parrampanes debe permanecer con toda su jocosidad, alegría y sátira social como ha sido descrito por escritores interioranos como: José Epaminondas Huerta y el guarareño José del Carmen Saavedra en su obra novelística —Alma de Azuero"

 
 
 

El San Juan de Mi Pueblo

Hay Juan, hay Juan.













Con este grito se comunicaron casa a casa la llegada del Santo Patrono en 1840, ya "hay Juan", ya "hay Juan", ha llegado Juan.
Ya desde antes de 1569 se inicia la vida de la Iglesia en Azuero. Desde La Villa de Los Santos se difunde la Buena Nueva a toda la región circundante.
A mediados del siglo XVII, en "la otra banda del Río", empieza a dibujarse el entorno de lo que luego sería Chitré.
El Patriarca Matías Rodríguez, terrateniente, constructor de carretas, liberador de esclavos y catequista, después de un primer fallido intento hacia 1839, trae la primera Imagen del Patrono: "San Juan Bautista" – de origen francés y de gran calidad y que aún veneramos en la Catedral, junto con una campana que ahora reposa en el museo de Herrera. Era el 22 de junio de 1840.
Sólo los hombres a caballo y en carreta fueron a recibir la imagen al puerto de "piñolarito" – hoy desaparecido- , ya que aquel trayecto era peligroso para las mujeres por el ganado bravo y los lagartos que abundaban en los pantanos. La imagen que al final de aquel recorrido fue llevada en hombros por las mujeres, a la primera y la rústica Capilla construida por artesanos de Los Santos, se entroniza en ella como estímulo a la vida cristiana de sus primeros moradores y testimonio de sus valores.
Chitré fue luego erigida como Parroquia en el año de 1844, 4 años después de la llegada de la imagen de San Juan, por Mons. Juan José Cabarcas, quien le declaró oficialmente como el Patrono del nuevo pueblo y de la nueva Parroquia. El primer Cura Párroco de Chitré fue el Padre Esteban Guirior quien regentó la Parroquia entre 1845 y 1851.
La creación de la Parroquia de Chitré fue ratificada por el Obispo Juan Francisco del Rosario Manfredo y Ballestas, sucesor de Mons. Cabarcas el 19 de octubre de 1848, cuando se erigía el Distrito Parroquial de Chitré.
Chitré nace como familia, y con vocación de familia. Allí, cuentan los mayores, se compartía cuanto se tenía y en fiestas como éstas, todos se preocupaban y se renovaba la consigna de los fundadores de que en Chitré "nadie debía pasar hambre".

En este pueblo nuevo, bueno y sencillo, sin otro orgullo que el de ser buenos cristianos y su preocupación por los demás, nace un nuevo concepto de pueblo interiorano, con visión de futuro y sin miedo a su vocación histórica.
En este nuevo pueblo acogedor y de puertas abiertas, el Beato Juan XXIII constituye en 1962 la Sede de una nueva Diócesis, baluarte de la Nueva Evangelización en toda la península : "nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión".
Orgullo de los Chitreanos es su Iglesia Catedral iniciada por el Pbro. Melitón Martín a fines del siglo XIX y obra del Maestro Belarmino Urriola.
Hoy, como ayer, podemos decir: Chitré es Juan y Juan es Chitré.
Las alegres cabalgatas y festejos de nuestro pueblo, el recorrido que hiciéramos hace dos días con su imagen en carreta desde el puerto del "agallito", la lluvia que nos hacía pensar en el naufragio del Patriarca Matías Rodríguez, los pelícanos que se entrecruzaban y acompañaban con su vuelo los cantos y las oraciones, los gritos de "hay Juan", "hay Juan", que rememoraban los de antaño cuando se anunciaba a las casas lejanas que había llegado la imagen del Patrono, se constituyen no sólo en un recuento histórico de la vocación a la fe y caridad del pueblo chitreano orgulloso de sus ancestros, sino en la toma de conciencia de la misión y promisoria trayectoria de futuro a que está llamado.
Que San Juan Bautista interceda por nosotros.
Mons. Fernando Torres Durán
Obispo de la Diócesis de Chitré